Os dejamos la segunda parte de la entrega de las memorias de Antolín Velasco Sanz

«De saber que iba a ser ministro al viernes siguiente, muchos habrían arropado a Rodríguez Sahagún cuando vino a promover su asociación empresarial»
Antolín Luis Velasco Sanz nace en Oviedo, el 26 de enero de 1923, años después de que su padre, Antolín Velasco de las Heras, abandonara Valladolid y el Sindicato Ferroviario tras una experiencia frustrante en la huelga de 1914. Velasco de las Heras, perito mercantil, comienza a trabajar en Asturias y a involucrarse en varios negocios. En 1942 funda Fidelitas, la primera asesoría contable y fiscal de Asturias, a la que su hijo se incorporó en 1946 tras fallar en Medicina, pero recuperar el tiempo con Derecho y profesor mercantil.

La Fresneda (Siero), J. MORÁN Antolín Velasco Sanz (Oviedo, 1923) relata en esta segunda entrega de «Memorias» su actividad en diversas instituciones económicas y empresariales.

En minoría.
«Además del trabajo en Fidelitas, lo primero en lo que intervine fue en la creación de la Asociación Española de Asesores Fiscales, en 1967. Hasta entonces, los profesores mercantiles estábamos incluidos en el Colegio de Titulares Mercantiles, que acogía sobre todo a trabajadores por cuenta ajena en empresas o a funcionarios públicos, mientras que había sólo un grupo minoritario de profesionales libres, como era mi caso. Estos profesionales libres no estábamos cómodos y un compañero de Zaragoza, Castro Navarra, nos preguntó por qué no crear nuestra asociación. Y así lo hicimos, en Zaragoza, para evitar que en Madrid nos pudiera interferir el Colegio de Titulares Mercantiles. El primer presidente fue José María Medrano, pero presentó su dimisión al tercer año. Entonces surgieron dos candidaturas: la de Barcelona, con Magín Pont Mestres, y la de Madrid, con Enrique Bornstein Santonja. Entre ellas hubo una colisión y decidieron tirar por la calle de en medio, con lo que salí elegido yo. Fui presidente de la asociación de 1970 a 1975. Habíamos comenzado unas decenas de asociados, pero cuando yo lo dejé ya éramos más de mil. Hoy son decenas de miles, la asociación tiene una fuerza significativa y la Administración cuenta con ella para la promulgación de algunas normas. Para mí fue un período feliz y cumplí una tarea de lanzamiento».

Club de Ventas.
«En Oviedo, en 1971, se crea el Club de Dirigentes de Ventas, por iniciativa de Luis Botas Roldán, de los Almacenes Botas. Su primer presidente fue Botas Rezola; el segundo, Alfonso Acebal y el tercero fui yo. Se trataba de tener en contacto a los pequeños empresarios y difundir los nuevos métodos de venta, el marketing. Teníamos reuniones, cursos, conferenciantes?, y en cierta ocasión vino el director comercial de Prisunic, la cadena francesa de comercio, que nos expuso cómo realizar estudios para la implantación de comercios. Y nos contó una anécdota: un comerciante modesto se les quejó de que le habían arruinado al poner uno de sus establecimiento al lado del suyo, a lo que este directivo le replico: "En vez de vender lo mismo que nosotros, busque alternativas, por ejemplo, vender tallas grandes o género diferente". A los dos años aquel pequeño comerciante fue a darle las gracias por el consejo. Severino García Vigón, hoy presidente de FADE, fue muy activo en aquel Club de Dirigentes de Ventas».

Colegio propio.
«Surge a continuación la iniciativa de crear el Colegio de Economistas de Asturias, pero en aquel momento todavía no había economistas, por no existir todavía la carrera, sino intendentes de comercio o actuarios de seguros. Los que había en Asturias, no muchos, estábamos integrados en el Colegio de Economistas de Madrid y nos reuníamos en la Sala de Huchas de la Caja de Ahorros, bajo la presidencia de don Agustín Saralegui Ibarra, director general de la Caja. Pero un día Arturo Tuero Bertrand observó: "Ya empiezan a salir economistas de algunas universidades y a incorporarse con nosotros, así que ya somos unos 115 y nos podemos constituir en colegio propio". Iniciamos los trámites necesarios y el 8 de enero de 1974 se crea el Colegio de Economistas de Asturias. Todos propusimos que el presidente fuera Tuero Bertrand, que había llevado la iniciativa y era el que más había trabajado por ello, pero se negó en redondo, con lo cual me eligen a mí. Como se ve, yo salía siempre para los cargos de rebote. Formamos la junta de gobierno y elegimos al conferenciante para la lección inaugural: Jesús Prados Arrarte, catedrático de Economía en Madrid y que acaba de publicar un libro de gran trascendencia sobre la estructura económica de España, además de ser un hombre de prestigio internacional por asesorar a los países iberoamericanos en sus planes de desarrollo».

Fabada de reconciliación.
«Por aquel entonces yo estaba en contacto con el presidente del Consejo Superior de Colegios de Economistas de España, don Rafael Díaz-Llanos, un hombre muy del régimen, amigo íntimo de Franco, ya que él era canario y allí le había conocido y tratado mucho. Díaz-Llanos era de todo: teniente coronel auditor del Ejército del Aire, procurador en Cortes por designación del Caudillo, presidente de la Academia de Doctores y más cargos. Además, escribía, pintaba y era empresario del teatro La Latina, y en una ocasión me invitó a ir a conocer a las vicetiples. "Déjeme tranquilo que no quiero líos", le contesté. Cuando teníamos dispuesto el acto inaugural del colegio se lo comunique. "Si Arrarte es el conferenciante, yo no voy". "¿Por qué?". "Porque es rojo y además no es economista". "Mira, Rafael, no le hemos elegido por su color político, sino por su prestigio, y en cuanto a que no sea economista está claro que no puede serlo porque cuando él estudió no existía esa titulación". "Pues nada, no voy". Al final, me cansé de discutir: "Si no viene nadie de vosotros, lo hacemos de todos modos". Pero al final vinieron los dos e incluso se hicieron amigos porque eran dos buenos gourmets. Llegaron en el mismo tren y les invitamos a comer. Querían fabada y fuimos a La Máquina. Les acompañamos José Luis Marrón Jaquete, vicepresidente, y yo. Tras una primera fuente de fabada llegó otra y se pusieron como capitanes generales. Y después, coñac en una buena copa de balón. "Oye, Jesús, vas a poder dar la conferencia esta tarde", le pregunté. "Tú no te preocupes"».

Económicas en un almacén.
«El primer objetivo que tuvo el colegio fue crear la Facultad de Económicas de Oviedo. Me puse en contacto con José Caso, el rector de la Universidad, y él lideró el propósito, en el que los que más trabajaron fueron los compañeros ligados a la enseñanza, como Ricardo Pedreira, José Luis Marrón y algunos más. Conseguimos que se creara en 1975, pero con carencias enormes: no teníamos decano, no teníamos los profesores necesarios, no teníamos local? Por fin conseguimos que Luis Carlón, catedrático de Derecho Administrativo y marido de Carmen Ruiz-Tilve, fuera el primer decano, al que siguieron José Luis García Delgado y Álvaro Cuervo. Y las clases se daban en un local alquilado a la familia Rojo Cortés, un almacén en la calle González Besada, hasta que en 1980 la Facultad pasa al campus del Cristo con Teo López-Cuesta como rector, que había estudiado conmigo en la Facultad de Derecho».

Una cena de tres.
«La Facultad de Económicas fue para nosotros una gran satisfacción, pero también tuvimos otras iniciativas, y una de ellas fue por petición ajena. Un buen día me llamó Agustín Rodríguez Sahagún, que estaba promoviendo entonces una asociación empresarial en España: "No tenemos a nadie en Asturias y me dirijo a ti como presidente del colegio para ver si nos podéis ayudar". Me pidió que hiciera un sondeo para ver qué acogida podía tener la idea. Lo hice entre mis clientes, y los compañeros de la junta del colegio también sondearon. Resultó favorable y se lo comuniqué a Agustín. "Organízame una charla en el local más amplio que haya en Oviedo"; que entonces era el Colegio de Médicos. Dio la charla y decidió quedar aquella noche en la ciudad, así que le invité a cenar. Llamé a compañeros a ver si querían acompañarnos y el único que aceptó fue Ricardo Pedreira. Fuimos a Casa Fermín, cuando todavía estaba en el Cristo. Era martes y en el Consejo de Ministros del viernes siguiente nombraron a Rodríguez Sahagún ministro de UCD de Industria y Energía, en sustitución de Alberto Oliart. Me dije: "De saber que estaba a punto de ser ministro, ¿cuántos más le hubieran arropado en aquella cena?"».

Tentación política.
«Entonces, como aquello quedó frustrado, nos sumamos a la FADE, que estaba ya en marcha porque había ya una gestora presidida por José Rivas, director financiero de Didier, empresa de productos refractarios. El primer presidente de FADE fue Francisco González Zardón y el segundo, Arturo Corte Mier. Andando el tiempo, uno de los miembros de aquella primera junta del Colegio de Economistas, García Vigón, es hoy su presidente. Por mi parte, me tentaron en UCD para entrar en política, para ir al Senado con Enrique López, de Camisas IKE de Gijón. Agustín Rodríguez Sahagún me quiso hacer presidente de la Cámara de Comercio, y yo le dije que no, que ya tenía bastante con el colegio y la Asociación de Asesores Fiscales, y que había otras personas más capacitadas que yo».

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